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- Norma Kerwin
jueves, 11 de junio de 2009
martes, 24 de marzo de 2009
¿ y por qué no, lengua árabe?
Hoy en los profesorados de Lengua y Literatura, de la República Argentina, existe de acuerdo con el diseño curricular de terciario, un espacio de fundamentación llamado Lenguas Clásicas, que corresponde a la enseñanza del Latín y muy pocas veces de Griego clásico. Sin embargo la incidencia griega en nuestro idioma, que llega a un veinte por ciento, no es tan importante como la lengua latina, hoy denominada lengua muerta. Pero si nos ponemos a revisar y realizar una investigación en el castellano, encontramos también una gran influencia de la lengua árabe, mucho más importante que la griega, sin menospreciarla. Entonces ¿ por qué no estudiar la lengua árabe, como espacio de la fundamentación antes que el griego en los profesorados de Lengua y Literatura? Desafortunadamente aún no se ha presentado un estudio formal y profundo sobre el caudal árabe que dejó en el castellano un veinticinco por ciento de vocablos, más que la lengua griega. Es difícil admitirlo pero aún se carece excepto algunos contados diccionarios de este tema y de algunos pocos estudiosos del tema que han sido bienaventurados, que sintetice alguna explicación sobre la raíz árabe en las palabras castellanas. Y debemos reconocer que por su diferencia religiosa y alfabética con nosotros, no se ha podido disfrutar de la profunda belleza de este idioma. Quiero teorizar que esta negativa a dicho estudio, se debe a que los programas satisfacen más a la cultura clásica en general, ya que es más importante la literatura que el aprendizaje del idioma, a la ignorancia y desatención misma de quienes hacen los diseños curriculares, sin tener la menor idea de tales estudios filológicos, no atendiendo el provechoso aprendizaje de la historia de nuestro idioma, y a la arrogante influencia imperialista occidental, que hoy invade a nuestro idioma a través de barbarismos de importación, vocablos que han entrado al castellano con un valor de traducción en el nuestro, pero que se usan en especial en la lengua inglesa. Hoy en los profesorados de Lengua y Literatura existe un nuevo espacio de fundamentación que se llama lengua extranjera y se dicta clases de lengua inglesa.
Para tal aseveración quiero remontarme a la historia de nuestra lengua y hacer una breve reseña para que el lector comprenda la necesidad de implementar la lengua árabe como un modo de complemento final y acabado para el estudio de la historia de la lengua castellana en los profesorados de Lengua y literatura.
Para entender mejor la evolución del castellano y la influencia de la lengua árabe debemos remontarnos al principio del Imperio Romano, cuando se expande a otros lugares, entre ellos España (Hispania, tierra de conejos). Sabemos que la lengua de Roma tenía dos expresiones una culta (sermo urbanus), utilizada por escritores y la otra popular, (sermo rusticus), utilizada por colonos, comerciantes, soldados y plebeyos, esta última es más viva y ofrece diferentes formas según la época y el lugar. A través del tiempo se fue hablando el sermo rusticus, el idioma vulgar, ya que esta gente se fue instalando en las provincias del Imperio, deformando así el latín clásico. Queda pues establecido que el sermo rusticus, es la piedra fundamental de los idiomas románicos y naturalmente del español, ya que el bajo pueblo pudo aprender nada más que el idioma rústico, que oye de la boca de los colonos, mientras que la aristocracia ibérica, rápidamente se romaniza y adquiere el uso del latín culto, cuyas diferencias son pocas y no tan exageradas ya que provienen de la misma raíz.
Cuando se produce el desmoronamiento político del Imperio por la invasión de los bárbaros, la corrupción del Latín ya iniciada, como demuestra el Aprendix Probi, va en aumento, porque Roma, que ha dejado de ser un centro de poder, no puede ser ya un foco cultural, que imponga sus normas unificadoras. Cada provincia dejará evolucionar su idioma hablado de acuerdo con las influencias psicológicas o lingüísticas más inmediatas.
Pero a pesar de todo se mantendrá las dos zonas lingüísticas: el latín clásico, derivará hacia el bajo latín, que durante la Edad Media procurará en lo posible mantener algo de la morfología y la sintaxis de la antigüedad, lengua que se hablará en toda la Edad media. Y el latín vulgar, va evolucionando lentamente hasta dar lugar a los idiomas romances.
Sin embargo, España adopta el latín como lengua cultural y popular. Durante muchos años resonó en ella el idioma del Lacio, primero por el gran prestigio de la cultura clásica que se reflejó en muchas escuelas españolas y más tarde por la fuerza espiritual que tomó la Iglesia que se hace romana y usa el idioma para la difusión de la liturgia. A partir de ahí España entera se romaniza, por eso nuestro idioma es romance (de Roma) y de cada cuatro palabras que decimos tres son de origen latino.
Existió una dependencia evidente entre las formas del romance que nace del bajo latín. Pero la diferencia se produce cuando el bajo latín es usado por los padres de la Iglesia, ya que se veían obligados a usarlo, porque muchos de los vocablos clásicos, no eran comprendidos por la gente vulgar. Inversamente sucede que cuando una expresión se convierte en demasiado vulgar, los cultos la ennoblecen por su propia necesidad de mantener el latín culto, por ejemplo, el especialista en enfermedades de la vista, (ojos) no se llamará ojista, sino oculista, derivado de la raíz oculus (nominativo).
De aquí el hecho de estudiar la cultura clásica latina en los profesorados de Lengua y Literatura por el gran caudal lingüístico que dejó el paso del Latín en España y posteriormente a América a través de la conquista española.
¿ Qué pasó con las demás influencias lingüísticas en el castellano? Si nos remontamos al Libro de Guillermo Díaz Plaja, Historia del español, afirma que hay pocas influencias griegas en el español, lo más interesante son los vocablos helénicos que llegaron a través de los romanos, o bien de los mismos griegos que trajeron en épocas remotas a sus colonias de España. Se estiman helenismos primitivos, como por ejemplo púrpura, golpe, botica, huérfano. Recuérdese que en tiempos de Justiniano, se constituye un dominio griego en la costa oriental de la península Ibérica y que durante la Edad Media mantiene España un contacto con Grecia. Se hace más intenso su interés en el Renacimiento, que ve en lo greco latino una fuente de ennoblecimiento del lenguaje, y lo utiliza para crear la tecnología científica, por ejemplo Geografía, fisiología.
Sin embargo, durante cerca de ocho siglos España permanece unida lingüística, política y culturalmente a Roma, cuando durante los siglos V y VI comienza la aparición de pueblos del norte, que se van instalando en España, se tratan de invasiones reducidas, pero que no desplazan a la población hispano romana. Los nuevos dominadores son culturalmente inferiores a los hispanos, por eso la lengua latina no se pierde y estas nuevas hordas adaptan su idioma al latino. En el siglo VI se produce la unificación religiosa, política y cultural entre estos pueblos y España.
La influencia lingüística de estos pueblos está bien definida en la romania, por ejemplo el elemento germánico no fue de suma importancia en la introducción del latín no siendo así con la árabe, que por haber tenido mayor convivencia tiene un alto porcentaje de vocablos en el español.
Trescientos años después de los germanos, aparece un nuevo factor histórico, la llegada de las tribus árabes, llevan con ellos la unidad religiosa y también lingüística, por eso se dice que fueron un imperio tan importante como Roma. Se quedan en el territorio de España desde el 711 hasta 1492. Son ocho siglos de transmisión de cultura y por consiguiente su lengua. Su presencia dejó una caudal incalculable de cultura, hemos conocido a los clásicos griegos gracias a su lengua, ya que fue el hilo transmisor de esta cultura clásica. Esto se hizo a través de la las escuelas de traductores. Con una gramática sencilla, con raíces consonánticas similares, pocas vocales y de bellísima sonoridad, apto para la expresión poética. Es gratificante escuchar de la boca de un hablante árabe su propia poesía.
Como dijimos en otros artículos la cultura musulmana tuvo mucho más calidad y abundancia que los pueblos cristianos que eran precarios y de alta pobreza cultural.
Esta cultura tan enigmática incide en el joven idioma de la península, y muchos vocablos árabes pasan a él, por ejemplo palabras de origen militar, de organizaciones sociales, oficios, agricultura, instrumentos, etc. El idioma árabe es uno de los más antiguos, data de 2400 años a. C, y se desprendió del acadio. Evolucionó y sobrevivió a todo este tiempo. En la actualidad hay ciento cincuenta millones de seres que hablan el idioma árabe.
La cultura árabe se impone efectivamente en el año 756 d. C, cuando el califa de Damasco,(Abderrahmán) emigra a Córdoba y constituye su califato e inaugura esta civilización que va a iluminar a la Europa del momento en el progreso de la arquitectura, la medicina, la matemática, la astronomía, la agricultura, la filosofía y la literatura. Todos estos conocimientos nuevos implicaron el uso de nuevos términos y palabras en la lengua castellana., inexistentes en la península hasta ese momento.
El intercambio entre los dos pueblos, el árabe y el español, y las traducciones realizadas desde arameo, griego, romance al árabe contribuyeron al surgimiento de un nuevo castellano, enriquecido con bagaje de términos nuevos. Entre los siglos X y XV el árabe fue el idioma literario y científico que rescató el genuino pensamiento griego, pues muchos de los textos que conocemos en griego se deben a sus exactas traducciones al árabe.
Es así como la España castellana, comienza a hablar diariamente casi un tercio de árabe asimilado por un castellano de ochocientos años de convivencia con este idioma, y por consiguiente llega esta rica influencia a América a través del conquistador español. Muchos navegantes andaluces ( mozárabes y mudéjares) han dejado sus vocablos para no olvidarse de sus fonemas, como por ejemplo Caribe (Qarib); Tucumán ( Tujumán, del plural Tujmah, última frontera, por la ausencia de la jota en el romance fue reemplazada por la C, tucma, Tucumán).
Todas estas explicaciones deberían hacer que la lengua árabe sea contemplada en los programas curriculares de los profesorados de Lengua y Literatura en la Argentina, que se le dé su lugar tan ganado, en la historia del castellano, ya que también cumplió un papel preponderante en el enriquecimiento del idioma castellano.
Para tal aseveración quiero remontarme a la historia de nuestra lengua y hacer una breve reseña para que el lector comprenda la necesidad de implementar la lengua árabe como un modo de complemento final y acabado para el estudio de la historia de la lengua castellana en los profesorados de Lengua y literatura.
Para entender mejor la evolución del castellano y la influencia de la lengua árabe debemos remontarnos al principio del Imperio Romano, cuando se expande a otros lugares, entre ellos España (Hispania, tierra de conejos). Sabemos que la lengua de Roma tenía dos expresiones una culta (sermo urbanus), utilizada por escritores y la otra popular, (sermo rusticus), utilizada por colonos, comerciantes, soldados y plebeyos, esta última es más viva y ofrece diferentes formas según la época y el lugar. A través del tiempo se fue hablando el sermo rusticus, el idioma vulgar, ya que esta gente se fue instalando en las provincias del Imperio, deformando así el latín clásico. Queda pues establecido que el sermo rusticus, es la piedra fundamental de los idiomas románicos y naturalmente del español, ya que el bajo pueblo pudo aprender nada más que el idioma rústico, que oye de la boca de los colonos, mientras que la aristocracia ibérica, rápidamente se romaniza y adquiere el uso del latín culto, cuyas diferencias son pocas y no tan exageradas ya que provienen de la misma raíz.
Cuando se produce el desmoronamiento político del Imperio por la invasión de los bárbaros, la corrupción del Latín ya iniciada, como demuestra el Aprendix Probi, va en aumento, porque Roma, que ha dejado de ser un centro de poder, no puede ser ya un foco cultural, que imponga sus normas unificadoras. Cada provincia dejará evolucionar su idioma hablado de acuerdo con las influencias psicológicas o lingüísticas más inmediatas.
Pero a pesar de todo se mantendrá las dos zonas lingüísticas: el latín clásico, derivará hacia el bajo latín, que durante la Edad Media procurará en lo posible mantener algo de la morfología y la sintaxis de la antigüedad, lengua que se hablará en toda la Edad media. Y el latín vulgar, va evolucionando lentamente hasta dar lugar a los idiomas romances.
Sin embargo, España adopta el latín como lengua cultural y popular. Durante muchos años resonó en ella el idioma del Lacio, primero por el gran prestigio de la cultura clásica que se reflejó en muchas escuelas españolas y más tarde por la fuerza espiritual que tomó la Iglesia que se hace romana y usa el idioma para la difusión de la liturgia. A partir de ahí España entera se romaniza, por eso nuestro idioma es romance (de Roma) y de cada cuatro palabras que decimos tres son de origen latino.
Existió una dependencia evidente entre las formas del romance que nace del bajo latín. Pero la diferencia se produce cuando el bajo latín es usado por los padres de la Iglesia, ya que se veían obligados a usarlo, porque muchos de los vocablos clásicos, no eran comprendidos por la gente vulgar. Inversamente sucede que cuando una expresión se convierte en demasiado vulgar, los cultos la ennoblecen por su propia necesidad de mantener el latín culto, por ejemplo, el especialista en enfermedades de la vista, (ojos) no se llamará ojista, sino oculista, derivado de la raíz oculus (nominativo).
De aquí el hecho de estudiar la cultura clásica latina en los profesorados de Lengua y Literatura por el gran caudal lingüístico que dejó el paso del Latín en España y posteriormente a América a través de la conquista española.
¿ Qué pasó con las demás influencias lingüísticas en el castellano? Si nos remontamos al Libro de Guillermo Díaz Plaja, Historia del español, afirma que hay pocas influencias griegas en el español, lo más interesante son los vocablos helénicos que llegaron a través de los romanos, o bien de los mismos griegos que trajeron en épocas remotas a sus colonias de España. Se estiman helenismos primitivos, como por ejemplo púrpura, golpe, botica, huérfano. Recuérdese que en tiempos de Justiniano, se constituye un dominio griego en la costa oriental de la península Ibérica y que durante la Edad Media mantiene España un contacto con Grecia. Se hace más intenso su interés en el Renacimiento, que ve en lo greco latino una fuente de ennoblecimiento del lenguaje, y lo utiliza para crear la tecnología científica, por ejemplo Geografía, fisiología.
Sin embargo, durante cerca de ocho siglos España permanece unida lingüística, política y culturalmente a Roma, cuando durante los siglos V y VI comienza la aparición de pueblos del norte, que se van instalando en España, se tratan de invasiones reducidas, pero que no desplazan a la población hispano romana. Los nuevos dominadores son culturalmente inferiores a los hispanos, por eso la lengua latina no se pierde y estas nuevas hordas adaptan su idioma al latino. En el siglo VI se produce la unificación religiosa, política y cultural entre estos pueblos y España.
La influencia lingüística de estos pueblos está bien definida en la romania, por ejemplo el elemento germánico no fue de suma importancia en la introducción del latín no siendo así con la árabe, que por haber tenido mayor convivencia tiene un alto porcentaje de vocablos en el español.
Trescientos años después de los germanos, aparece un nuevo factor histórico, la llegada de las tribus árabes, llevan con ellos la unidad religiosa y también lingüística, por eso se dice que fueron un imperio tan importante como Roma. Se quedan en el territorio de España desde el 711 hasta 1492. Son ocho siglos de transmisión de cultura y por consiguiente su lengua. Su presencia dejó una caudal incalculable de cultura, hemos conocido a los clásicos griegos gracias a su lengua, ya que fue el hilo transmisor de esta cultura clásica. Esto se hizo a través de la las escuelas de traductores. Con una gramática sencilla, con raíces consonánticas similares, pocas vocales y de bellísima sonoridad, apto para la expresión poética. Es gratificante escuchar de la boca de un hablante árabe su propia poesía.
Como dijimos en otros artículos la cultura musulmana tuvo mucho más calidad y abundancia que los pueblos cristianos que eran precarios y de alta pobreza cultural.
Esta cultura tan enigmática incide en el joven idioma de la península, y muchos vocablos árabes pasan a él, por ejemplo palabras de origen militar, de organizaciones sociales, oficios, agricultura, instrumentos, etc. El idioma árabe es uno de los más antiguos, data de 2400 años a. C, y se desprendió del acadio. Evolucionó y sobrevivió a todo este tiempo. En la actualidad hay ciento cincuenta millones de seres que hablan el idioma árabe.
La cultura árabe se impone efectivamente en el año 756 d. C, cuando el califa de Damasco,(Abderrahmán) emigra a Córdoba y constituye su califato e inaugura esta civilización que va a iluminar a la Europa del momento en el progreso de la arquitectura, la medicina, la matemática, la astronomía, la agricultura, la filosofía y la literatura. Todos estos conocimientos nuevos implicaron el uso de nuevos términos y palabras en la lengua castellana., inexistentes en la península hasta ese momento.
El intercambio entre los dos pueblos, el árabe y el español, y las traducciones realizadas desde arameo, griego, romance al árabe contribuyeron al surgimiento de un nuevo castellano, enriquecido con bagaje de términos nuevos. Entre los siglos X y XV el árabe fue el idioma literario y científico que rescató el genuino pensamiento griego, pues muchos de los textos que conocemos en griego se deben a sus exactas traducciones al árabe.
Es así como la España castellana, comienza a hablar diariamente casi un tercio de árabe asimilado por un castellano de ochocientos años de convivencia con este idioma, y por consiguiente llega esta rica influencia a América a través del conquistador español. Muchos navegantes andaluces ( mozárabes y mudéjares) han dejado sus vocablos para no olvidarse de sus fonemas, como por ejemplo Caribe (Qarib); Tucumán ( Tujumán, del plural Tujmah, última frontera, por la ausencia de la jota en el romance fue reemplazada por la C, tucma, Tucumán).
Todas estas explicaciones deberían hacer que la lengua árabe sea contemplada en los programas curriculares de los profesorados de Lengua y Literatura en la Argentina, que se le dé su lugar tan ganado, en la historia del castellano, ya que también cumplió un papel preponderante en el enriquecimiento del idioma castellano.
domingo, 15 de marzo de 2009
el origen de la palabra ANDALUS
Cuando en el año 711 d. C, irrumpieron los árabes en el sur de España bajo la conducción de Musa Ibn Nusair y la comandancia militar de Táriq Ibn Ziád, los grupos étnicos que habitaban la península Ibérica, conformados por Celtas, Euskadis, Visigodos y otros germánicos y vándalos, hablaban en su mayoría el “ romance vulgar” o el “ latín primitivo”. Por la diversidad de los nombres y dificultad de pronunciarlos, los conquistadores, en su mayoría árabes del desierto y combatientes movilizados en el avance, optaron por identificar a los pueblos vencidos con el nombre más fácil: VANDALOS. Por la no existencia de las letras (V) y (O) en la lengua árabe la palabra “Vándalos”, se convirtió en ANDALUS ( recordemos que en árabe hay solo tres vocales, la A,U, I , por lo cual la vocal O de cualquier otro abecedario, se reproduce como U en la escritura árabe). Esta fue la primera palabra árabe que ingresó al latín primitivo que hablaban los españoles, en la nueva era que comenzaba en el 711 y perduraría durante ocho siglos.
Breve reseña de la Lengua Árabe
El idioma Árabe es uno de los más antiguos del mundo. Desprendido del acadio (2400 a. C), reemplaza al sumerio como lengua hablada por los habitantes de la Península Arábiga y las regiones vecinas, dando a luz con el tiempo al babilonio y el asirio antiguo, y constituyéndose con su gemelo, el arameo , como un vivo idioma, famosos por sus leyendas, mitologías y pensamientos humanos.
A medida que fue avanzando la historia del hombre, se fueron originando otros idiomas paralelos al árabe, como ser el arameo, el sánscrito, el griego antiguo, el latín, lenguas milenarias, que con el tiempo se redujeron a la liturgia y oración en los templos, o bien se fueron ramificando en dialectos diversos. La lengua árabe fue la única lengua que sobrevivió al tiempo, evolucionó y se conservó en todas las instancias hasta nuestros días.
La clave de esta supervivencia es que había muchos narradores populares, RUÁT, quienes memorizaban los cuentos y poemas y los recitaban pasándose de boca en boca y de época en época, hasta que llegaron a las escuelas de TADUIN (registración) en Bagdad, Kufa y otras capitales islámicas. Si comparamos, algo similar sucedió en España, con los juglares y su Mester de Juglaría, (trabajo de juglares) un oficio de cantores populares, que viajaban de una comarca a otra para contar hazañas que habían realizado héroes locales.
En el período preislámico, los árabes del desierto, tenían un gran talento poético y se abocaban al canto sentimental: épico, orgulloso y romántico; su especialidad era cantar sobre el dolor que causaba la pérdida de la amada al irse tal vez, con otra tribu buscando otros oasis. Muchas de estas poesías se redactaban en letras de oro y se colgaban, como premio en las cortinas de la KAHBAH. Esas qasidas premiadas se llamaban LAS DORADAS.
Otro factor de conservación vivo de la lengua árabe y uno de los más importantes fue el CORÁN (AL QUR’ AN: la lectura), el libro venerado del Islam, que reunió un elocuente estilo léxico y sintáctico, rico en expresiones y gracias a su contenido aseguró la supervivencia íntegra del idioma árabe.
Por lo demás la lengua árabe, tiene desinencias parecidas al latín, y declinaciones, rige caso nominativo, genitivo y acusativo igual al latín, la terminación de sus vocablos es flexiva, se lee exactamente como se escribe y de derecha a izquierda. Su forma gutural y grave es debido a la antigüedad de su existencia, siendo por tal motivo la lengua de más voces onomatopéyicas entre las demás lenguas. Llegó a ser durante cuatro siglos (IX al XIII) un idioma universal. Influyó además del castellano en el portugués, y en menor grado en el alemán e inglés. Su elocuencia expresiva facilitó la traducción del griego y del latín al árabe y castellano. Muchos de los grandes clásicos griegos han llegado a nuestras manos gracias a la lengua árabe, ya que en su idioma original se han perdido por guerras o destrucciones de bibliotecas. Muchos de los tratados sobre temas del saber de la España Árabe, enriquecieron las bibliotecas y afortunadamente algunos de ellos aún se conservan en la biblioteca de EL ESCORIAL, cerca de Madrid.
En la actualidad cerca de cincuenta millones de seres hablan el idioma árabe. Millones de musulmanes rezan el Corán en idioma árabe, mientras en los foros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el árabe es uno de los idiomas principales y oficiales en el desarrollo de la tarea internacional.
A medida que fue avanzando la historia del hombre, se fueron originando otros idiomas paralelos al árabe, como ser el arameo, el sánscrito, el griego antiguo, el latín, lenguas milenarias, que con el tiempo se redujeron a la liturgia y oración en los templos, o bien se fueron ramificando en dialectos diversos. La lengua árabe fue la única lengua que sobrevivió al tiempo, evolucionó y se conservó en todas las instancias hasta nuestros días.
La clave de esta supervivencia es que había muchos narradores populares, RUÁT, quienes memorizaban los cuentos y poemas y los recitaban pasándose de boca en boca y de época en época, hasta que llegaron a las escuelas de TADUIN (registración) en Bagdad, Kufa y otras capitales islámicas. Si comparamos, algo similar sucedió en España, con los juglares y su Mester de Juglaría, (trabajo de juglares) un oficio de cantores populares, que viajaban de una comarca a otra para contar hazañas que habían realizado héroes locales.
En el período preislámico, los árabes del desierto, tenían un gran talento poético y se abocaban al canto sentimental: épico, orgulloso y romántico; su especialidad era cantar sobre el dolor que causaba la pérdida de la amada al irse tal vez, con otra tribu buscando otros oasis. Muchas de estas poesías se redactaban en letras de oro y se colgaban, como premio en las cortinas de la KAHBAH. Esas qasidas premiadas se llamaban LAS DORADAS.
Otro factor de conservación vivo de la lengua árabe y uno de los más importantes fue el CORÁN (AL QUR’ AN: la lectura), el libro venerado del Islam, que reunió un elocuente estilo léxico y sintáctico, rico en expresiones y gracias a su contenido aseguró la supervivencia íntegra del idioma árabe.
Por lo demás la lengua árabe, tiene desinencias parecidas al latín, y declinaciones, rige caso nominativo, genitivo y acusativo igual al latín, la terminación de sus vocablos es flexiva, se lee exactamente como se escribe y de derecha a izquierda. Su forma gutural y grave es debido a la antigüedad de su existencia, siendo por tal motivo la lengua de más voces onomatopéyicas entre las demás lenguas. Llegó a ser durante cuatro siglos (IX al XIII) un idioma universal. Influyó además del castellano en el portugués, y en menor grado en el alemán e inglés. Su elocuencia expresiva facilitó la traducción del griego y del latín al árabe y castellano. Muchos de los grandes clásicos griegos han llegado a nuestras manos gracias a la lengua árabe, ya que en su idioma original se han perdido por guerras o destrucciones de bibliotecas. Muchos de los tratados sobre temas del saber de la España Árabe, enriquecieron las bibliotecas y afortunadamente algunos de ellos aún se conservan en la biblioteca de EL ESCORIAL, cerca de Madrid.
En la actualidad cerca de cincuenta millones de seres hablan el idioma árabe. Millones de musulmanes rezan el Corán en idioma árabe, mientras en los foros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el árabe es uno de los idiomas principales y oficiales en el desarrollo de la tarea internacional.
sábado, 21 de febrero de 2009
El origen de la palabra " algoritmo" en castellano
La palabra Algoritmo es de origen árabe y proviene del inteligente matemático y astrónomo Abu Abdullah Muhammad Bin Musa, quien tomó como seudónimo Al-Khowarizmi (780-850), lugar donde había nacido, el estado de Khowarizm , uno de los centros de saber y cultura de Asia Central en la Edad Media, situado en el curso inferior del Amu Darya, en la actual república de Uzbiekistán, en la provincia moderna de Khiva. Cuando el califa Al-Mamun (809-833) de Bagdad lo llamó para integrar la Bayt al-Hikman, "Casa de la sabiduría", una especie de centro superior de investigaciones científicas de su tiempo, situada en Bagdad, la ciudad de las Mil y una Noches, adoptó el patronímico Al-Khowarizmi en honor a su patria de origen. En ese lugar trabajaban sabios judíos y cristianos procedentes de Siria, Irán y Mesopotamia. Su trabajo fue preservar y difundir el conocimiento que provenía de Grecia y de India. Sus libros eran de fácil comprensión, de ahí que su principal valor no fuera el de crear nuevos teoremas o nuevas corrientes de pensamiento, sino el de simplificar las matemáticas a un nivel lo suficientemente bajo para que pudiera ser comprendido por un amplio público. Señaló muchas virtudes del sistema decimal indio (en contra de los sistemas tradicionales árabes) y también explicó que, mediante una especificación clara y concisa de cómo calcular sistemáticamente, se podrían definir algoritmos que fueran usados en dispositivos mecánicos en vez de las manos (por ejemplo, ábacos). También estudió la manera de reducir las operaciones que formaban el cálculo. Es por esto que aun no siendo el creador del primer algoritmo, el concepto lleva aunque no su nombre, sí su pseudónimo. Al-Khowarizmi también escribió varios libros de astronomía, uno de álgebra y otro sobre aritmética (traducidos al latín en el s. IX por Adelardo de Bath y Roberto de Chester), en el que hace una exposición exhaustiva del sistema de numeración hindú. Este sistema se empezó a conocer como «el de Al-Khowarizmi» y, por las deformaciones que tuvo, bien por transmisión o por traducción, llegó a la palabra «algorismi», «algorismo» o «algoritmo».
También a Al-Khowarizmi se le debe también un método geométrico de resolución de la ecuación de segundo grado basado en la formación de cuadrados y que en esencia coincide con el actual método general.
La huella del árabe en nuenstro idioma
¿Qué significado tiene la lengua árabe para los hispanohablantes? ¿Se puede hablar de una presencia del árabe en nuestro idioma, en la actualidad?
Aparte del inicial legado del latín (y recientemente de la gran influencia del inglés) los dos aportes más enriquecedores al léxico del español han sido, en épocas muy diferentes, los del árabe y los del francés.En el año 711 (siglo VIII), los árabes iniciaron la conquista de la Península Ibérica. Su avance fue vertiginoso. En sólo siete años ocuparon toda la Península, y permanecieron hasta 1492, cuando se logra la total expulsión de los musulmanes. Fueron en total siete siglos de convivencia, lo que significó una incorporación masiva de palabras árabes a las diversas lenguas hispánicas. Incluso, después del final de la reconquista, muchas morerías (barrios en donde habitaban los árabes) no se despoblaron si no que sus habitantes (llamados a partir de entonces los moros), forzados, tomaron la religión católica y ligaron ambos idiomas para siempre.Ramón Menéndez Pidal afirma que durante la época de esplendor del califato (período histórico de los califas o soberanos descendientes de Mahoma, que gobernaban a los musulmanes de todo el imperio musulmán) que los moros eran superiores a los cristianos no sólo en la guerra sino en la cultura general. Esto explica en parte la presencia de más de cuatro mil arabismos perfectamente hispanizados y asentados en el uso común en nuestro idioma.Como sabemos, muchas palabras que se inician con al- son de origen árabe. Así nos encontramos con plantas, como albahaca; dulces, como alfajor, almíbar y alfeñique; funcionarios, como alcalde, alcaide y alguacil; compuestos químicos, como alcohol y alcanfor; herramientas, como alicate; flores, como alhelí; árboles y frutos, como albaricoque; condimentos, como alcaparra; arácnidos, como alacrán; joyas, como alhaja; olores, como almizcle; acueductos, como albañal y alcantarilla, de allí viene la palabra albañil; pequeños poblados, como aldea; criaderos de plantas y vegetales, como almácigo; aves bullangueras, como alcaraván; colores de animales, como alazán; estanques, como alberca; utensilios para ahorrar dinero, como alcancía; piezas para asegurar puertas, como aldaba; registros o catálogos de los días y los meses del año, como almanaque; dormitorios, como alcoba; tienda de artículos, como almacén; maderos para la armazón de una construcción, como alfajía; colchón para reclinar la cabeza, como almohada; plantas malváceas, como el algodón; fabricantes de vasijas de barro, como alfarero; operaciones matemáticas, como álgebra; la química mágica medieval, como la alquimia; tejidos de lana y de otras materias, como la alfombra; la remotísima alcahueta de los tiempos de La Celestina, de Fernando de Rojas; el albacea de los testadores; la albarda y la alforja de los campistos chontaleños; o el alambique que don Juan Valera insertó en el espaldarazo a nuestro Rubén Darío: “Usted lo ha puesto todo a cocer dentro del alambique de su cerebro y ha sacado de ello una rara quintaesencia”.Pero hay también arabismos no necesariamente con al-. He aquí una lista de términos muy usuales que comienzan con a: azotea (terraza), azote, azúcar, adalid (caudillo o jefe), ademán, adobe (masa de barro empleada en construcción), adoquín, ajuar (enseres y objetos personales), arancel (tabla de precios oficiales), argolla, arrecife (banco marino de piedras y otros materiales), arroba, arrabal (barrio), asesino, atabal (tamboril o tambor pequeño), atracar (arrimar una embarcación a tierra), atún, arroz, acequia (zanja o canal por donde se conducen o retienen las aguas), azucena, azufre y aduana (oficina de registro público en las fronteras).Y hay otras muchas de uso común también como berenjena, sandía, zaguán y estas tres medidas de capacidad: quintal, arroba y fanega. “Contentose con dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo”, dice Cervantes en el capítulo IX de la primera parte de El Quijote.
Como vemos existe un amplio repertorio de vocablos árabes que ingresaron al castellano, que a través del la lengua del conquistador español llegaron a América.
Aparte del inicial legado del latín (y recientemente de la gran influencia del inglés) los dos aportes más enriquecedores al léxico del español han sido, en épocas muy diferentes, los del árabe y los del francés.En el año 711 (siglo VIII), los árabes iniciaron la conquista de la Península Ibérica. Su avance fue vertiginoso. En sólo siete años ocuparon toda la Península, y permanecieron hasta 1492, cuando se logra la total expulsión de los musulmanes. Fueron en total siete siglos de convivencia, lo que significó una incorporación masiva de palabras árabes a las diversas lenguas hispánicas. Incluso, después del final de la reconquista, muchas morerías (barrios en donde habitaban los árabes) no se despoblaron si no que sus habitantes (llamados a partir de entonces los moros), forzados, tomaron la religión católica y ligaron ambos idiomas para siempre.Ramón Menéndez Pidal afirma que durante la época de esplendor del califato (período histórico de los califas o soberanos descendientes de Mahoma, que gobernaban a los musulmanes de todo el imperio musulmán) que los moros eran superiores a los cristianos no sólo en la guerra sino en la cultura general. Esto explica en parte la presencia de más de cuatro mil arabismos perfectamente hispanizados y asentados en el uso común en nuestro idioma.Como sabemos, muchas palabras que se inician con al- son de origen árabe. Así nos encontramos con plantas, como albahaca; dulces, como alfajor, almíbar y alfeñique; funcionarios, como alcalde, alcaide y alguacil; compuestos químicos, como alcohol y alcanfor; herramientas, como alicate; flores, como alhelí; árboles y frutos, como albaricoque; condimentos, como alcaparra; arácnidos, como alacrán; joyas, como alhaja; olores, como almizcle; acueductos, como albañal y alcantarilla, de allí viene la palabra albañil; pequeños poblados, como aldea; criaderos de plantas y vegetales, como almácigo; aves bullangueras, como alcaraván; colores de animales, como alazán; estanques, como alberca; utensilios para ahorrar dinero, como alcancía; piezas para asegurar puertas, como aldaba; registros o catálogos de los días y los meses del año, como almanaque; dormitorios, como alcoba; tienda de artículos, como almacén; maderos para la armazón de una construcción, como alfajía; colchón para reclinar la cabeza, como almohada; plantas malváceas, como el algodón; fabricantes de vasijas de barro, como alfarero; operaciones matemáticas, como álgebra; la química mágica medieval, como la alquimia; tejidos de lana y de otras materias, como la alfombra; la remotísima alcahueta de los tiempos de La Celestina, de Fernando de Rojas; el albacea de los testadores; la albarda y la alforja de los campistos chontaleños; o el alambique que don Juan Valera insertó en el espaldarazo a nuestro Rubén Darío: “Usted lo ha puesto todo a cocer dentro del alambique de su cerebro y ha sacado de ello una rara quintaesencia”.Pero hay también arabismos no necesariamente con al-. He aquí una lista de términos muy usuales que comienzan con a: azotea (terraza), azote, azúcar, adalid (caudillo o jefe), ademán, adobe (masa de barro empleada en construcción), adoquín, ajuar (enseres y objetos personales), arancel (tabla de precios oficiales), argolla, arrecife (banco marino de piedras y otros materiales), arroba, arrabal (barrio), asesino, atabal (tamboril o tambor pequeño), atracar (arrimar una embarcación a tierra), atún, arroz, acequia (zanja o canal por donde se conducen o retienen las aguas), azucena, azufre y aduana (oficina de registro público en las fronteras).Y hay otras muchas de uso común también como berenjena, sandía, zaguán y estas tres medidas de capacidad: quintal, arroba y fanega. “Contentose con dos arrobas de pasas y dos fanegas de trigo”, dice Cervantes en el capítulo IX de la primera parte de El Quijote.
Como vemos existe un amplio repertorio de vocablos árabes que ingresaron al castellano, que a través del la lengua del conquistador español llegaron a América.
Influencia árabe en la morfología castellana
La influencia árabe es también importante desde el punto de vista morfológico. El artículo al, característico del árabe, se encuentra en muchas palabras del castellano, sin darnos cuenta.
De manera que cometemos una inconsciente tautología o repetición cuando decimos por ejemplo, el puente de Alcántara, precisamente estamos diciendo " el puente de el puente", también de allí sale el vocablo " alcantarilla"; o cuando decimos el río Guadalquivir, estaríamos diciendo: el río, río el Quebir.
En los casos en que el artículo al queda reducido a "a" (acequia, atún), se trata de una regla gramatical árabe que persiste en español, según la cual la "l" del artículo se pierde delante de ciertas consonantes.
Más adelante y en otros artículos iremos detallando muchas palabras castellanas de origen árabe y sus correspondientes analogías.
De manera que cometemos una inconsciente tautología o repetición cuando decimos por ejemplo, el puente de Alcántara, precisamente estamos diciendo " el puente de el puente", también de allí sale el vocablo " alcantarilla"; o cuando decimos el río Guadalquivir, estaríamos diciendo: el río, río el Quebir.
En los casos en que el artículo al queda reducido a "a" (acequia, atún), se trata de una regla gramatical árabe que persiste en español, según la cual la "l" del artículo se pierde delante de ciertas consonantes.
Más adelante y en otros artículos iremos detallando muchas palabras castellanas de origen árabe y sus correspondientes analogías.
del vocablo moharra al hilal árabe
Quiero comenzar este artículo, haciendo una comparación del vocablo “Moharra”, en castellano, que se utiliza en el lenguaje gaucho y su posible relación histórica, con el halil o luna creciente de los musulmanes.
La lanza, con una chuza o moharra de forma variable, fue en el siglo de las guerras patrias arma principal de la caballería gaucha..
En castellano, una moharra es la punta de la lanza, que comprende la cuchilla y el cubo con que se asegura en el asta. Algunos autores estiman que, etimológicamente, proviene de un vocablo árabe (moharrif) con el significado de ‘aguzado o afilado’. Ya Leopoldo Lugones en sus: “Voces americanas de procedencia arábiga “( V nota, en La Nación, Buenos Aires, domingo 9 de marzo de 1924, 3ª. sección, p. 8), nos había anunciado que se podía comprobar la influencia árabe y morisca en los gauchos de las pampas argentinas. Por lo tanto así como dejaron un gran legado de vocablos árabes en el castellano, han dejado también una interesante tradición ecuestre, y los nombres en algunas partes de sus armas. Ahora bien, ¿por qué de allí, la comparación de la moharra con el hilal?
El hilal o luna creciente es un símbolo tradicional entre los musulmanes que refleja el calendario lunar que regula su vida religiosa. La luna creciente anuncia el Sagrado Mes de Ramadán. La tribu árabe de los Banu Hilal (Hijos del Creciente) o hilalíes, acantonada hasta entonces al este del Nilo, fueron enviados por el califa fatimí al-Mustansir (r. 1036-1094) a difundir y consolidar el Islam entre los bereberes del Norte de África. El hilal cobró especial importancia entre los otomanos. La tradición dice que la bandera turca muestra la media luna con una estrella en el centro porque el sultán Mehmet II Fatih (el Conquistador) entró en Constantinopla (hoy Estambul) bajo una luna semejante en la madrugada del 29 de mayo de 1453. Fue así como esta dinastía turca adoptó ese símbolo como emblema oficial. El hecho de que durante quinientos años el Imperio Otomano contuviese a numerosas naciones musulmanas dentro de sus fronteras, amén de su influencia en los pueblos musulmanes de lengua turca del Asia Central, influyó en la decisión de las naciones islámicas que surgieron a lo largo del siglo XX de insertar en sus banderas el hilal y la estrella como símbolo de fe y tradición. Así, podemos nombrar las de Argelia, Azerbaiyán, Comores, Federación Malaya, Maldivas, Mauritania, Pakistán, Singapur, Túnez, Turkmenistán y Uzbekistán.
Como sabemos nuestros gauchos utilizaron la forma de la media luna en sus moharras, las cuales formaban una parte de la lanza, y que utilizaron como modo de defenderse en las guerras patrias. Recordemos que las huestes gauchas en la guerras de la independencia contra los españoles, alentaron el fanatismo y la exaltación de estos hombres que pregonaban la libertad de su Patria. Es muy posible entonces que hayan imitado la forma del hilal árabe, en sus moharras, ya que viniendo de costumbres españolas y por consecuencia árabes, el hilal representó un emblema de unión y fervor, y por tradición los gauchos hayan usado lo mismo en sus moharras. La medialuna también tuvo un significado místico en el gaucho. En cuarto creciente se tiene más vigor para pelear e indica crecimiento.
La lanza, con una chuza o moharra de forma variable, fue en el siglo de las guerras patrias arma principal de la caballería gaucha..
En castellano, una moharra es la punta de la lanza, que comprende la cuchilla y el cubo con que se asegura en el asta. Algunos autores estiman que, etimológicamente, proviene de un vocablo árabe (moharrif) con el significado de ‘aguzado o afilado’. Ya Leopoldo Lugones en sus: “Voces americanas de procedencia arábiga “( V nota, en La Nación, Buenos Aires, domingo 9 de marzo de 1924, 3ª. sección, p. 8), nos había anunciado que se podía comprobar la influencia árabe y morisca en los gauchos de las pampas argentinas. Por lo tanto así como dejaron un gran legado de vocablos árabes en el castellano, han dejado también una interesante tradición ecuestre, y los nombres en algunas partes de sus armas. Ahora bien, ¿por qué de allí, la comparación de la moharra con el hilal?
El hilal o luna creciente es un símbolo tradicional entre los musulmanes que refleja el calendario lunar que regula su vida religiosa. La luna creciente anuncia el Sagrado Mes de Ramadán. La tribu árabe de los Banu Hilal (Hijos del Creciente) o hilalíes, acantonada hasta entonces al este del Nilo, fueron enviados por el califa fatimí al-Mustansir (r. 1036-1094) a difundir y consolidar el Islam entre los bereberes del Norte de África. El hilal cobró especial importancia entre los otomanos. La tradición dice que la bandera turca muestra la media luna con una estrella en el centro porque el sultán Mehmet II Fatih (el Conquistador) entró en Constantinopla (hoy Estambul) bajo una luna semejante en la madrugada del 29 de mayo de 1453. Fue así como esta dinastía turca adoptó ese símbolo como emblema oficial. El hecho de que durante quinientos años el Imperio Otomano contuviese a numerosas naciones musulmanas dentro de sus fronteras, amén de su influencia en los pueblos musulmanes de lengua turca del Asia Central, influyó en la decisión de las naciones islámicas que surgieron a lo largo del siglo XX de insertar en sus banderas el hilal y la estrella como símbolo de fe y tradición. Así, podemos nombrar las de Argelia, Azerbaiyán, Comores, Federación Malaya, Maldivas, Mauritania, Pakistán, Singapur, Túnez, Turkmenistán y Uzbekistán.
Como sabemos nuestros gauchos utilizaron la forma de la media luna en sus moharras, las cuales formaban una parte de la lanza, y que utilizaron como modo de defenderse en las guerras patrias. Recordemos que las huestes gauchas en la guerras de la independencia contra los españoles, alentaron el fanatismo y la exaltación de estos hombres que pregonaban la libertad de su Patria. Es muy posible entonces que hayan imitado la forma del hilal árabe, en sus moharras, ya que viniendo de costumbres españolas y por consecuencia árabes, el hilal representó un emblema de unión y fervor, y por tradición los gauchos hayan usado lo mismo en sus moharras. La medialuna también tuvo un significado místico en el gaucho. En cuarto creciente se tiene más vigor para pelear e indica crecimiento.
Estos son algunos sonetos del libro" poesías y sonetos para un hombre".
LODE
Estos versos sencillos que he forjado
Han osado observar a tu belleza,
Loado tu viril naturaleza
Y tu voz melodiosa han escuchado.
Estas simples palabras han hablado
De tu arte varonil y tu destreza,
Tocado viva antorcha de grandeza
Y esclavos de tu magia, enamorado.
Pero aquellas que dan a la locura
La razón de seguir así viviendo
Son tus bellas: ¡tus dos verdes pupilas!
Que decoran tu risa de alabastro
Vivo cuadro por un pintor pintado
Que no hallan rival en ningún astro.
DOLCE NERO
Si de tus ojos negros, tú alardeas
Vivos artífices de mi locura
Más bellos son tus labios en grosura
Que con ellos mi boca saboreas.
Si te tu piel broncínea tú sorteas
A mi antojo tocar, sin atadura
Suave manto que enviste tu figura
Ansiosa besaré si lo deseas.
Si probara la magia de tus dones
¿Cuál de todos osada probaría
Vientre o tórax, rostro, brazos, piernas?
A ninguno olvidado dejaría,
¡Alégrate moreno de tu tono
Que quiero ser la dueña de ese trono!
ME IMPORTA TAN POCO
Me importa tan poco que estés con ella
Me importa menos que duerma contigo
Tu amor no fue más que un triste castigo
Y ni me importa que haya sido “ella”.
No te creas que tu vida será bella
Ni pienses que andaré como un mendigo
Poco importa que vengas como amigo
Si en tu alma ni la luz destella.
Pensé un instante que me moriría
Sin poder verte me destrozaría
Pero pudo más mi mente despierta;
Que salvó mi vida para que huyera.
Me importa tan poco que ahora estés con ella;
¡Pobre mujercita! Lo que le espera. !
Estos versos sencillos que he forjado
Han osado observar a tu belleza,
Loado tu viril naturaleza
Y tu voz melodiosa han escuchado.
Estas simples palabras han hablado
De tu arte varonil y tu destreza,
Tocado viva antorcha de grandeza
Y esclavos de tu magia, enamorado.
Pero aquellas que dan a la locura
La razón de seguir así viviendo
Son tus bellas: ¡tus dos verdes pupilas!
Que decoran tu risa de alabastro
Vivo cuadro por un pintor pintado
Que no hallan rival en ningún astro.
DOLCE NERO
Si de tus ojos negros, tú alardeas
Vivos artífices de mi locura
Más bellos son tus labios en grosura
Que con ellos mi boca saboreas.
Si te tu piel broncínea tú sorteas
A mi antojo tocar, sin atadura
Suave manto que enviste tu figura
Ansiosa besaré si lo deseas.
Si probara la magia de tus dones
¿Cuál de todos osada probaría
Vientre o tórax, rostro, brazos, piernas?
A ninguno olvidado dejaría,
¡Alégrate moreno de tu tono
Que quiero ser la dueña de ese trono!
ME IMPORTA TAN POCO
Me importa tan poco que estés con ella
Me importa menos que duerma contigo
Tu amor no fue más que un triste castigo
Y ni me importa que haya sido “ella”.
No te creas que tu vida será bella
Ni pienses que andaré como un mendigo
Poco importa que vengas como amigo
Si en tu alma ni la luz destella.
Pensé un instante que me moriría
Sin poder verte me destrozaría
Pero pudo más mi mente despierta;
Que salvó mi vida para que huyera.
Me importa tan poco que ahora estés con ella;
¡Pobre mujercita! Lo que le espera. !
La etimología de la palabra "GAUCHO”
Entre el riquísimo y vasto legado andalusí también figura la palabra "gaucho". El jurisconsulto de origen francés y gauchófilo por excelencia Emilio Honorio Daireaux (1843-1916) hace esta reconstrucción: "En la época de las primeras poblaciones en América la dominación de los Árabes en España había terminado por la expulsión o la sumisión; muchos de estos vencidos emigraron. En la pampa encontraron un medio donde podían continuar las tradiciones de la vida pastoril de sus antepasados. Fueron los primeros que se alejaron de las murallas de la ciudad para cuidar los primeros rebaños." Tan cierto es esto, que a muchos artefactos aquí empleados se les designa con palabras árabes, al pozo, palabra española, se le nombra jagüel, desinencia árabe, y a la manera árabe sacan los pastores el agua. Gaucho es una palabra árabe desfigurada. Es fácil encontrar su parentesco con la palabra "chauch" que en árabe significa conductor de ganados. Todavía en Sevilla (en Andalucía), hasta en Valencia, al conductor de ganados se le nombra chaucho.
El primer gran teórico sobre los orígenes hispanoárabes del gaucho fue el escritor y periodista Federico Tobal (1840-1898). Dice Tobal: " El traje del gaucho no es más que una degeneración del traje del árabe y aún los dos hombres se confunden al primer aspecto. El chiripá, el poncho, la chaqueta, el tirador, el pañuelo en la cabeza y bajo el sombrero, no son más que modificaciones de las piezas del vestido árabe, pero modificaciones ligeras y que no constituyen un traje aparte como el nuestro europeo. (...) Todo en el gaucho es oriental y árabe : su casa, su alimento, su traje, sus pasiones, sus vicios y virtudes y aún sus creencias. (...). Las cosas, los hechos y los accidentes de relación que constatan el origen se ofrecen por doquiera. La semejanza es tan viva que basta la más ligera atención para percibirla. Ella nos sigue como la sombra sigue al cuerpo y va estampada hasta en la etiqueta. Por mayor que sea la indolencia en que haya caído el gaucho, carecerá de árboles o de huerto su hogar, pero no carecerá del pozo que es la cisterna (jagüel o aljibe) para las frecuentes abluciones, alta necesidad de sus costumbres que se nota especialmente entre los pueblos paraguayo y correntino y que no es ciertamente de origen indio.
Los reveladores conceptos de Lugones
El escritor y político argentino Leopoldo Lugones (1874-1938) es uno de los grandes reivindicadores del alma gaucha, la cultura de la pampa y su legado andalusí. En las citas siguientes resumimos su pensamiento sobre el tema: "Jinete por excelencia, resultaba imposible concebirlo desmontado; y así, los arreos de cabalgar, eran el fundamento de su atavío. Su manera de enjaezar el caballo, tenía, indudablemente, procedencia morisca. (...) Las riendas y la jáquima o bozal, muy delgados, aligeraban en lo posible el jaez (del árabe yehez , cualquier adorno que se pone a las caballerías en este caso, los jaeces), cuyo objeto no era contener ni dominar servilmente al bruto, sino, apenas, vincularlo con el caballero, dejándole gran iniciativa (...). (Cabe destacar que la jáquima de la que habla Lugones proviene del árabe sakima , cabezada de cordel que hace las veces de cabestro).
Por lo demás, es sabido que el arte de cabalgar y de pelear a la jineta, así como sus arreos, fue introducido en España por los moros, cuyos zenetes o caballeros de la tribu berberisca de Banu Marín, diéronle su nombre específico. Así, jinete, pronunciación castellana de zenete, fue por antonomasia el individuo diestro en el cabalgar. Las anchas cinchas taraceadas (del árabe tar'zi , incrustación), con tafiletes de color, (del bereber tafilelt , cuero bruñido y lustroso, mucho más delgado que el cordobán), son moriscas hoy mismo. Análogos bordados y taraceos solían adornar los guardamontes usados por los gauchos de la región montuosa. Aquel doble delantal de cuero crudo, que atado al arzón delantero de la montura, abríase a ambos lados, protegiendo las piernas y el cuerpo hasta el pecho, no fue sino la adaptación de las adargas moriscas,( al-darqa , escudo de cuero, de forma ovalada o acorazonada), para correr cañas, que tenían los mismos adornos y casi idénticas hechuras: pues eran tiesas en su mitad superior y flexibles por debajo para que pudieran doblarse sobre el anca del animal.
Y así como la tradición y herencia caballeresca fueron musulmanas, la vestimenta del gaucho también lo fue por añadidura. Lo más evidente de ella son las famosas bombachas de campo (el pantalón por excelencia en todas las regiones islámicas, desde Marruecos al Pakistán) y la faja alrededor de la cintura (típica de los moriscos para esconder la gumia o el facón).
Por eso dice con razón Lugones: "Después notaríase que aquella rudimentaria bombacha abierta (el chiripá), facilita la monta del caballo bravío. El calzoncillo adquirió una amplitud análoga; y los flecos y randas que le daban vuelo sobre el pie, fueron la adopción de aquellos delantales de lino ojalado y encajes, con que los caballeros del siglo XVII cubrían las cañas de sus botas de campaña. Mas, para unos y otros, el origen debió ser aquella bombacha de hilo o de algodón, que a guisa de calzoncillos, precisamente, llevaron en todo tiempo los árabes (De ahí procedieron los zaragüelles, ( del árabe al-darqa , escudo de cuero, de forma ovalada o acorazonada), análogos de Valencia y de Murcia, por su etimología y por su hechura" (...). La camiseta abofellada, la chaqueta andaluza, el sombrero chambergo o de media copa a manera de capacho, el poncho heredado de los vegueros de Valencia, completaban aquel conjunto de soltura y flexibilidad".
Y al igual que Daireaux, Lugones demuestra el origen árabe de la palabra "gaucho", pero derivándola de uahsh o uahshi , esto es en árabe: montaraz, bravío, arisco, huraño; asimismo, explica cómo su variación fonética alcanza a términos como huaso, guaso, guácharo, guacho, etc.
La terminología gauchesca que deriva del árabe es vastísima. Basta con nombrar la alpargata (ár.: al-bargat , "la zapatilla"), el aljibe (ár.: al-yubb , "el pozo"), la guitarra (ár.: al-qitar , "la cuerda"), la moharra (ár. mohárrib, "aguzado": la media luna de hierro con filo que se ponía en la base de las chuzas de las lanzas gauchas), y el gadual: ese argentinismo que identifica a un terreno que se encharca cuando llueve y que deriva del árabe uadi ("río"), término que ha originado una multitud de topónimos en el mundo hispanoamericano (Guadalquivir, Guadalajara, Guadalcanal, Guadiana, etc.).
Los ejemplos sobran. La especialista española Dolores Oliver Pérez, en un artículo, explica el origen de ¡arre!, arriar, arriero, del árabe harrik , harraka , haraka , harakat , que da la idea de moverse, de movimiento, de viajero.
Continuaremos en otros artículos hablando sobre los legados linguisticos que nos ha dejado la lengua árabe.
El primer gran teórico sobre los orígenes hispanoárabes del gaucho fue el escritor y periodista Federico Tobal (1840-1898). Dice Tobal: " El traje del gaucho no es más que una degeneración del traje del árabe y aún los dos hombres se confunden al primer aspecto. El chiripá, el poncho, la chaqueta, el tirador, el pañuelo en la cabeza y bajo el sombrero, no son más que modificaciones de las piezas del vestido árabe, pero modificaciones ligeras y que no constituyen un traje aparte como el nuestro europeo. (...) Todo en el gaucho es oriental y árabe : su casa, su alimento, su traje, sus pasiones, sus vicios y virtudes y aún sus creencias. (...). Las cosas, los hechos y los accidentes de relación que constatan el origen se ofrecen por doquiera. La semejanza es tan viva que basta la más ligera atención para percibirla. Ella nos sigue como la sombra sigue al cuerpo y va estampada hasta en la etiqueta. Por mayor que sea la indolencia en que haya caído el gaucho, carecerá de árboles o de huerto su hogar, pero no carecerá del pozo que es la cisterna (jagüel o aljibe) para las frecuentes abluciones, alta necesidad de sus costumbres que se nota especialmente entre los pueblos paraguayo y correntino y que no es ciertamente de origen indio.
Los reveladores conceptos de Lugones
El escritor y político argentino Leopoldo Lugones (1874-1938) es uno de los grandes reivindicadores del alma gaucha, la cultura de la pampa y su legado andalusí. En las citas siguientes resumimos su pensamiento sobre el tema: "Jinete por excelencia, resultaba imposible concebirlo desmontado; y así, los arreos de cabalgar, eran el fundamento de su atavío. Su manera de enjaezar el caballo, tenía, indudablemente, procedencia morisca. (...) Las riendas y la jáquima o bozal, muy delgados, aligeraban en lo posible el jaez (del árabe yehez , cualquier adorno que se pone a las caballerías en este caso, los jaeces), cuyo objeto no era contener ni dominar servilmente al bruto, sino, apenas, vincularlo con el caballero, dejándole gran iniciativa (...). (Cabe destacar que la jáquima de la que habla Lugones proviene del árabe sakima , cabezada de cordel que hace las veces de cabestro).
Por lo demás, es sabido que el arte de cabalgar y de pelear a la jineta, así como sus arreos, fue introducido en España por los moros, cuyos zenetes o caballeros de la tribu berberisca de Banu Marín, diéronle su nombre específico. Así, jinete, pronunciación castellana de zenete, fue por antonomasia el individuo diestro en el cabalgar. Las anchas cinchas taraceadas (del árabe tar'zi , incrustación), con tafiletes de color, (del bereber tafilelt , cuero bruñido y lustroso, mucho más delgado que el cordobán), son moriscas hoy mismo. Análogos bordados y taraceos solían adornar los guardamontes usados por los gauchos de la región montuosa. Aquel doble delantal de cuero crudo, que atado al arzón delantero de la montura, abríase a ambos lados, protegiendo las piernas y el cuerpo hasta el pecho, no fue sino la adaptación de las adargas moriscas,( al-darqa , escudo de cuero, de forma ovalada o acorazonada), para correr cañas, que tenían los mismos adornos y casi idénticas hechuras: pues eran tiesas en su mitad superior y flexibles por debajo para que pudieran doblarse sobre el anca del animal.
Y así como la tradición y herencia caballeresca fueron musulmanas, la vestimenta del gaucho también lo fue por añadidura. Lo más evidente de ella son las famosas bombachas de campo (el pantalón por excelencia en todas las regiones islámicas, desde Marruecos al Pakistán) y la faja alrededor de la cintura (típica de los moriscos para esconder la gumia o el facón).
Por eso dice con razón Lugones: "Después notaríase que aquella rudimentaria bombacha abierta (el chiripá), facilita la monta del caballo bravío. El calzoncillo adquirió una amplitud análoga; y los flecos y randas que le daban vuelo sobre el pie, fueron la adopción de aquellos delantales de lino ojalado y encajes, con que los caballeros del siglo XVII cubrían las cañas de sus botas de campaña. Mas, para unos y otros, el origen debió ser aquella bombacha de hilo o de algodón, que a guisa de calzoncillos, precisamente, llevaron en todo tiempo los árabes (De ahí procedieron los zaragüelles, ( del árabe al-darqa , escudo de cuero, de forma ovalada o acorazonada), análogos de Valencia y de Murcia, por su etimología y por su hechura" (...). La camiseta abofellada, la chaqueta andaluza, el sombrero chambergo o de media copa a manera de capacho, el poncho heredado de los vegueros de Valencia, completaban aquel conjunto de soltura y flexibilidad".
Y al igual que Daireaux, Lugones demuestra el origen árabe de la palabra "gaucho", pero derivándola de uahsh o uahshi , esto es en árabe: montaraz, bravío, arisco, huraño; asimismo, explica cómo su variación fonética alcanza a términos como huaso, guaso, guácharo, guacho, etc.
La terminología gauchesca que deriva del árabe es vastísima. Basta con nombrar la alpargata (ár.: al-bargat , "la zapatilla"), el aljibe (ár.: al-yubb , "el pozo"), la guitarra (ár.: al-qitar , "la cuerda"), la moharra (ár. mohárrib, "aguzado": la media luna de hierro con filo que se ponía en la base de las chuzas de las lanzas gauchas), y el gadual: ese argentinismo que identifica a un terreno que se encharca cuando llueve y que deriva del árabe uadi ("río"), término que ha originado una multitud de topónimos en el mundo hispanoamericano (Guadalquivir, Guadalajara, Guadalcanal, Guadiana, etc.).
Los ejemplos sobran. La especialista española Dolores Oliver Pérez, en un artículo, explica el origen de ¡arre!, arriar, arriero, del árabe harrik , harraka , haraka , harakat , que da la idea de moverse, de movimiento, de viajero.
Continuaremos en otros artículos hablando sobre los legados linguisticos que nos ha dejado la lengua árabe.
viernes, 20 de febrero de 2009
El origen de la palabra "morisco"
Con la palabra morisco se designaba comúnmente a los musulmanes del reino nazarí de Granada (rendido por Boabdil a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492) que, tras la rebelión del barrio del Albaicín (1501), fueron obligados a convertirse al cristianismo. El responsable de esta medida fue el Inquisidor General y confesor de la reina Isabel la Católica, cardenal Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), el mismo que el 18 de diciembre de 1499 hizo quemar en la puerta de Bib Rambla en Granada las librerías de los moriscos; más de ochenta mil manuscritos árabes de la España musulmana se perdieron para siempre.
Parece que la palabra "morisco" se forma como "berberisco", y es un diminutivo, que más tarde se empleó para identificar a los hispanomusulmanes que permanecieron en la Península luego de la caída de Granada.
Esta denominación igualmente se le aplicaría a los mudéjares (del árabe mudayyan : "los que se quedaron", o Ahl ad-Dayn : "Gente que permanece, que se domeña"; por extensión, "domesticados", "domeñados"). De atenerse a la estricta significación de la palabra "mudéjar", dice el arquitecto e islamólogo español Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), recibiría esa denominación exclusivamente el arte de los musulmanes que habitaban el territorio cristiano. Los llamados "moros sometidos" en los reinos hispanocristianos a partir del siglo XI, quienes disfrutaron de períodos de tolerancia bajo el manto de soberanos como Alfonso X el Sabio (1221-1284) y Pedro I el Justiciero (1334-1369) desarrollarían un arte que transformó los perfiles de la España cristiana y sería la base fundamental del llamado "arte colonial español", más tarde en América.
Tras el fracaso que produjo la rebelión en 1568, ahogada en sangre por Felipe II y su hermanastro Juan de Austria, la nobleza de España, con sangre más germánica que española, obsesionada por la "pureza de sangre" y el miedo a una sublevación de los moriscos, apoyada por los turcos otomanos, presionó al rey Felipe III para que procediera a la expulsión masiva de los mismos. La operación se llevó a cabo entre 1609 y 1614. Los moriscos entonces se asentaron en el Norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez). Algunos se quedaron viviendo en España y Portugal, fingiendo ser cristianos nuevos o gitanos, pero permaneciendo fieles a la fe islámica. El resto emigró a América en similares condiciones de clandestinidad.
Quienes se quedaron en España como"moriscos", andaluces fieramente perseguidos, refugiados en las cuevas, lanzados por su sociedad española, encontraron en el territorio andaluz un medio de legalizar, por decirlo así, su existencia, evitando la muerte o la expulsión. Así formaron bandas errantes, perseguidas con saña, que vagaron de lugar en lugar y constituyendo comunidades organizadas por caudillos, y abiertas a todo desesperado peregrino. Bastaba con cumplir un rito de iniciación para ingresar en ellos. Estos se hicieron conocer con el nombre de "gitanos", que ingresaban a bandadas en el territorio, los últimos descendientes de los hombres venidos de las culturas más bellas del mundo, ahora labradores huidos (en árabe, labrador huido o expulsado significa "fellahmengu"). Algo para tener en cuenta es que, los gitanos de Andalucía constituyeron, el pueblo gitano más numeroso de la Tierra.
Hasta ese entonces, el nombre flamenco no se había usado en la literatura española hasta el siglo XIX, aunque el vocablo existía no trascendió al uso general. Un nominador arábigo tenía que ser perseguido al llegar a denunciar al grupo de hombres, heterodoxos a la ley del estado, que con ese nombre se amparaban. Comienza entonces la elaboración del flamenco por los andaluces desterrados o huidos en los montes de África y España. Esos hombres conservaban la música de la Patria, y esa música les sirvió para analizar su pena y para afirmar su espíritu: el ritmo lento, el agotamiento cromático.
Los otros, los moriscos que vinieron a América llegaron mimetizados con los conquistadores y huyendo del estigma impuesto por el inquisidor. Aquí forjaron culturas ecuestres: la de los gauchos (Argentina, Uruguay y Brasil), huasos (Chile) y llaneros (Colombia y Venezuela), con múltiples influencias en la música, costumbres y estilos, desde el folclore argentino a la escuela tapatía mexicana. Éstas simbolizaron su fe, su tradición y sus tremendas ansias de independencia y libertad. También construyeron iglesias, catedrales y residencias mudéjares que todavía nos asombran, pequeñas Alhambras que tuvieron como magnífico marco una nueva y pletórica geografía acunada entre los Andes y el Caribe.
El tradicionalista y jurisconsulto argentino Carlos Molina Massey (1884-1964), que ha estudiado el origen del gaucho, se pregunta: "Los ocho siglos de conquista mora habían puesto su sello racial característico en la población íbera: el ochenta por ciento de la población peninsular llegada a nuestras playas traía sangre mora. El gaucho, fue por eso como un avatar, como una reencarnación del alma de la morería fundiéndose con el alma aborigen en el gran ambiente libertario de América".
Por eso podemos decir, que las primeras corrientes moriscas que se asentaron en el Río de la Plata durante los siglos XVI y XVII, entre otras cosas, acercaron la cultura ecuestre y el discutido origen de la palabra gaucho. Es que el gaucho, asi como se ve, tiene su origen en la civilización de Alándalus( andalús), la España musulmana (711-1492), cuna de los pueblos iberoamericanos, de la que recibimos legados como el idioma castellano en su versión andaluza, con el seseo (pronunciar un sonido silbante s en vez del sonido ce) y el yeísmo (que consiste en pronunciar la ll como la y: sonando igual en "llave" o en "yerba", tan común entre los rioplatenses), ambos de origen morisco.
Nos resta saber la etimología de la palabra "gaucho", como una tentativa de origen árabe, que lo desarrollaremos en otro artículo.
Parece que la palabra "morisco" se forma como "berberisco", y es un diminutivo, que más tarde se empleó para identificar a los hispanomusulmanes que permanecieron en la Península luego de la caída de Granada.
Esta denominación igualmente se le aplicaría a los mudéjares (del árabe mudayyan : "los que se quedaron", o Ahl ad-Dayn : "Gente que permanece, que se domeña"; por extensión, "domesticados", "domeñados"). De atenerse a la estricta significación de la palabra "mudéjar", dice el arquitecto e islamólogo español Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), recibiría esa denominación exclusivamente el arte de los musulmanes que habitaban el territorio cristiano. Los llamados "moros sometidos" en los reinos hispanocristianos a partir del siglo XI, quienes disfrutaron de períodos de tolerancia bajo el manto de soberanos como Alfonso X el Sabio (1221-1284) y Pedro I el Justiciero (1334-1369) desarrollarían un arte que transformó los perfiles de la España cristiana y sería la base fundamental del llamado "arte colonial español", más tarde en América.
Tras el fracaso que produjo la rebelión en 1568, ahogada en sangre por Felipe II y su hermanastro Juan de Austria, la nobleza de España, con sangre más germánica que española, obsesionada por la "pureza de sangre" y el miedo a una sublevación de los moriscos, apoyada por los turcos otomanos, presionó al rey Felipe III para que procediera a la expulsión masiva de los mismos. La operación se llevó a cabo entre 1609 y 1614. Los moriscos entonces se asentaron en el Norte de África (Marruecos, Argelia y Túnez). Algunos se quedaron viviendo en España y Portugal, fingiendo ser cristianos nuevos o gitanos, pero permaneciendo fieles a la fe islámica. El resto emigró a América en similares condiciones de clandestinidad.
Quienes se quedaron en España como"moriscos", andaluces fieramente perseguidos, refugiados en las cuevas, lanzados por su sociedad española, encontraron en el territorio andaluz un medio de legalizar, por decirlo así, su existencia, evitando la muerte o la expulsión. Así formaron bandas errantes, perseguidas con saña, que vagaron de lugar en lugar y constituyendo comunidades organizadas por caudillos, y abiertas a todo desesperado peregrino. Bastaba con cumplir un rito de iniciación para ingresar en ellos. Estos se hicieron conocer con el nombre de "gitanos", que ingresaban a bandadas en el territorio, los últimos descendientes de los hombres venidos de las culturas más bellas del mundo, ahora labradores huidos (en árabe, labrador huido o expulsado significa "fellahmengu"). Algo para tener en cuenta es que, los gitanos de Andalucía constituyeron, el pueblo gitano más numeroso de la Tierra.
Hasta ese entonces, el nombre flamenco no se había usado en la literatura española hasta el siglo XIX, aunque el vocablo existía no trascendió al uso general. Un nominador arábigo tenía que ser perseguido al llegar a denunciar al grupo de hombres, heterodoxos a la ley del estado, que con ese nombre se amparaban. Comienza entonces la elaboración del flamenco por los andaluces desterrados o huidos en los montes de África y España. Esos hombres conservaban la música de la Patria, y esa música les sirvió para analizar su pena y para afirmar su espíritu: el ritmo lento, el agotamiento cromático.
Los otros, los moriscos que vinieron a América llegaron mimetizados con los conquistadores y huyendo del estigma impuesto por el inquisidor. Aquí forjaron culturas ecuestres: la de los gauchos (Argentina, Uruguay y Brasil), huasos (Chile) y llaneros (Colombia y Venezuela), con múltiples influencias en la música, costumbres y estilos, desde el folclore argentino a la escuela tapatía mexicana. Éstas simbolizaron su fe, su tradición y sus tremendas ansias de independencia y libertad. También construyeron iglesias, catedrales y residencias mudéjares que todavía nos asombran, pequeñas Alhambras que tuvieron como magnífico marco una nueva y pletórica geografía acunada entre los Andes y el Caribe.
El tradicionalista y jurisconsulto argentino Carlos Molina Massey (1884-1964), que ha estudiado el origen del gaucho, se pregunta: "Los ocho siglos de conquista mora habían puesto su sello racial característico en la población íbera: el ochenta por ciento de la población peninsular llegada a nuestras playas traía sangre mora. El gaucho, fue por eso como un avatar, como una reencarnación del alma de la morería fundiéndose con el alma aborigen en el gran ambiente libertario de América".
Por eso podemos decir, que las primeras corrientes moriscas que se asentaron en el Río de la Plata durante los siglos XVI y XVII, entre otras cosas, acercaron la cultura ecuestre y el discutido origen de la palabra gaucho. Es que el gaucho, asi como se ve, tiene su origen en la civilización de Alándalus( andalús), la España musulmana (711-1492), cuna de los pueblos iberoamericanos, de la que recibimos legados como el idioma castellano en su versión andaluza, con el seseo (pronunciar un sonido silbante s en vez del sonido ce) y el yeísmo (que consiste en pronunciar la ll como la y: sonando igual en "llave" o en "yerba", tan común entre los rioplatenses), ambos de origen morisco.
Nos resta saber la etimología de la palabra "gaucho", como una tentativa de origen árabe, que lo desarrollaremos en otro artículo.
La invasión musulmana y su legado cultural en el castellano
Trescientos años después de las primeras invasiones germánicas, un nueva cultura aparece en la Penínnula, cambiando su historia, donde permanecerá por ochos siglos seguidos. Diversos pueblos, como árabes, bereberes, almorávides, almohades, traen como signo común la unidad religiosa y linguística, algo que aún no se había conseguidso en la península. La unidad religiosa se la debieron a Mahoma (Mahommed) que en el siglo VII de nuestra era, consigue darles a las tribus árabes una religión monoteísta, llamada más tarde Islam. El ímpetu que esta fe provocó en el mundo árabe, dio paso a la constitución de un fabuloso imperio, que se extendió desde la India hasta Marruecos. España, invadida en el 711, formó parte del mundo islámico hasta el año 1492, hoy llamado "cuna de la cultura".
Junto a la unidad religiosa se alentó también en el mundo musulmán la unidad linguística. Así fue como la lengua árabe, fue el vehículo conductor de millones de seres extendidos por territorios tan extensos como la península Ibérica, como pasó con el latín vulgar en el Imperio Romano. La ventajas fueron incalculables, porque mientras Europa fraccionaba sus idiomas, el árabe, actuó en España de elemento transmisor de la cultura. La toma de Alejandría en el 641, permitió a los eruditos musulmanes el conocimiento y traducción de las obras principales de la sabiduría griega, que la Europa occidental había olvidado en sus viejas bibliotecas. Hoy gracias a esas traducciones árabes podemos leer a un Platón, o un Eurípides o una Safo; de manera que el descubrimiento de estos autores y otros por el mundo cristiano se hizo positivamente por medio de los árabes.
En el siglo XI, gracias a los árabes, se fundó la famosa Escuela de Traductores de Toledo, con el exclusivo objeto de transmitir a Europa la antigua cultura greco-oriental, conservada por ellos. En esos 800 años que el mundo musulmán ocupó la península Ibérica, jamás destruyó ningún patrimonio cultural de otros pueblos, por el contrario todo fue objeto de conocimiento y estudio para compartir con el resto de la humanidad.
Con el nuevo elemento invasor llega también un nuevo idioma, el árabe, de constitución totalmente distinta de los idiomas latinos y germánicos, perteneciendo a la familia hamito-semítica. Su gramática es muy sencilla y su morfología está basada en el valor de grupos consonánticos, raíces, a las que la vocalización o los afijos (prefijos y sufijos) dan distintos significados afines. Así por ejemplo si tenemos una raíz como -grb, que nos da la idea de occidente, formamos distintos vocablos como Megreb y Algarbe (tierras de occidente), algarabía y el catalán garbí, viento del sudoeste, todos ellos caracterizados bajo el mismo grupo consonántico -grb.
El árabe es un idioma de bellísima sonoridad, muy apto para la expresión poética, por eso incursionó en la poesía de la Penínnula Ibérica.
La irrupción del árabe en la Penísnsula destruye asimismo la unidad cultural y linguística, construída por los romanos y sostenida por los visigodos. Esta destrucción se produece por: la instalación del elemento árabe en los territorios ocupados por los musulmanes y por el aislamiento en que quedan los núcleos cristianos que en el norte de España resisten a la invasión.
A esto se le llamó diferenciación progresiva de las lenguas que a falta de un modelo unificador, se orientaron cada vez más en sentidos diferentes.
La invasión musulmana como la visigótica, en realidad no produjo una anulación del idioma románico en formación, sino por el contrario, en los territorios ocupados por los musulmanes continuaron viviendo cristianos sometidos a mozárabes, como se les llamaba, que conservaron el idioma durante muchos siglos. A pesar de los esfuerzos que hizo el elemento mozárabepor mantener la tradición romance, fue evidente que la cultura musulmana se impuso por su calidad y abundancia, en contraste con la vida precaria y miserable que llevaban los estados cristianos del Norte. Por ejemplo Córdoba, es sin duda el centro cultural de España y su influencia es extraordinaria en las artes de la construcción y del ornato, en las modas y en las costumbres.
Más adelante veremos cuáles fueron las aportaciones linguísticas del árabe al español y algunas nuevas que he descubierto en mis estudios posteriores.
Junto a la unidad religiosa se alentó también en el mundo musulmán la unidad linguística. Así fue como la lengua árabe, fue el vehículo conductor de millones de seres extendidos por territorios tan extensos como la península Ibérica, como pasó con el latín vulgar en el Imperio Romano. La ventajas fueron incalculables, porque mientras Europa fraccionaba sus idiomas, el árabe, actuó en España de elemento transmisor de la cultura. La toma de Alejandría en el 641, permitió a los eruditos musulmanes el conocimiento y traducción de las obras principales de la sabiduría griega, que la Europa occidental había olvidado en sus viejas bibliotecas. Hoy gracias a esas traducciones árabes podemos leer a un Platón, o un Eurípides o una Safo; de manera que el descubrimiento de estos autores y otros por el mundo cristiano se hizo positivamente por medio de los árabes.
En el siglo XI, gracias a los árabes, se fundó la famosa Escuela de Traductores de Toledo, con el exclusivo objeto de transmitir a Europa la antigua cultura greco-oriental, conservada por ellos. En esos 800 años que el mundo musulmán ocupó la península Ibérica, jamás destruyó ningún patrimonio cultural de otros pueblos, por el contrario todo fue objeto de conocimiento y estudio para compartir con el resto de la humanidad.
Con el nuevo elemento invasor llega también un nuevo idioma, el árabe, de constitución totalmente distinta de los idiomas latinos y germánicos, perteneciendo a la familia hamito-semítica. Su gramática es muy sencilla y su morfología está basada en el valor de grupos consonánticos, raíces, a las que la vocalización o los afijos (prefijos y sufijos) dan distintos significados afines. Así por ejemplo si tenemos una raíz como -grb, que nos da la idea de occidente, formamos distintos vocablos como Megreb y Algarbe (tierras de occidente), algarabía y el catalán garbí, viento del sudoeste, todos ellos caracterizados bajo el mismo grupo consonántico -grb.
El árabe es un idioma de bellísima sonoridad, muy apto para la expresión poética, por eso incursionó en la poesía de la Penínnula Ibérica.
La irrupción del árabe en la Penísnsula destruye asimismo la unidad cultural y linguística, construída por los romanos y sostenida por los visigodos. Esta destrucción se produece por: la instalación del elemento árabe en los territorios ocupados por los musulmanes y por el aislamiento en que quedan los núcleos cristianos que en el norte de España resisten a la invasión.
A esto se le llamó diferenciación progresiva de las lenguas que a falta de un modelo unificador, se orientaron cada vez más en sentidos diferentes.
La invasión musulmana como la visigótica, en realidad no produjo una anulación del idioma románico en formación, sino por el contrario, en los territorios ocupados por los musulmanes continuaron viviendo cristianos sometidos a mozárabes, como se les llamaba, que conservaron el idioma durante muchos siglos. A pesar de los esfuerzos que hizo el elemento mozárabepor mantener la tradición romance, fue evidente que la cultura musulmana se impuso por su calidad y abundancia, en contraste con la vida precaria y miserable que llevaban los estados cristianos del Norte. Por ejemplo Córdoba, es sin duda el centro cultural de España y su influencia es extraordinaria en las artes de la construcción y del ornato, en las modas y en las costumbres.
Más adelante veremos cuáles fueron las aportaciones linguísticas del árabe al español y algunas nuevas que he descubierto en mis estudios posteriores.
Orígenes de la Linguística
La linguística surgió en el siglo XVIII, cuando se encontró la necesidad de descubrir una unidad general de las reglas del lenguaje, que permitiese crear una gramática universal, para estudiar las diferentes lenguas, y no conformar una estructura ambigua en ellas. Para ello era necesario conocer y comparar muchos idiomas, trabajo que resultó ser maratónico, pero que tuvo sus frutos en una nueva rama llamada Filología Comparada o Linguística.
Lorenzo Hervás y Panduro, erudito prestigioso español (1735-1800), fue quien inauguró esta rama, cuando publicó su famosa obra " Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas", en seis tomos, que estaban basados no solamente en el parecido entre vocablos, sino también en la contextura gramatical de los mismos.
Desde hacía tiempo se sabía, que las lenguas italiana, francesa y española, provenían de un idioma madre, el latín, por la semejanza de sus vocablos, pero se descubrió más adelante que también había palabras del antiguo idioma de la India, el sánscrito, que se parecían mucho en su estructura y significado en griego, latín y germánico. Esto llevó a los estudiosos del tema a decir que el sánscrito, el griego clásico, el germánico o antiguo alemán y el latín, que eran troncos iniciales de las lenguas, estuviesen emparentados entre sí, y asimismo ligados por consecuencia.
Así es como surgió la idea de que estos idiomas fundamentales de Europa y Asia, procedían de un hipotético idioma único, que se había perdido, llamado ario o indoeuropeo.
Si reconocemos que estas lenguas antes de separarse pertenecían a un único idioma común, interesante sería comparar, el famoso mito bíblico que nos habla de la Torre de Babel, ( Babel proviene de la palabra hebrea bl-bl; significa balbuceo, confusión al expresar algo), que se menciona en el capítulo 11 del Génesis. La torre de Babel era una construcción mítica, que los hombres construyeron, ambiciosos de poder, para alcanzar el cielo. Yavé para evitar que esto se cumpliera y los hombres se opusieran a sus propósitos de humanidad, hizo que los constructores de la torre comenzaran a hablar diferentes lenguas, confundiendo sus palabras y no pudiendo entenderse entre sí. De esta manera, teniendo anteriormente una misma lengua y usando las mismas palabras, Yavé, al confundir con otras lenguas al pueblo, hizo que éste se dispersara por toda la faz de la tierra, llevando en sus bocas las diferentes lenguas.
Ya sabemos que desde lo religioso y por lo menos en la Biblia, está mencionado el tema de la separación de las lenguas que provenían de un idioma único e hipotético, llamado ario o indoeuropeo. Ahora resta decir que estas diferentes lenguas se agruparon de acuerdo con sus troncos iniciales, extendiéndose no solamente a Europa y Asia, sino también a América a través de la colonización ibérica-sajona, que dejó raíces linguísticas bien determinadas.
1- Grupo Indoiranio: su idioma madre fue el sáncrito, que tuvo una bella expresión literaria. Hoy en la India se habla el indostaní, formado por una base aria con muchas palabras tomadas del árabe. El persa, procedente del antiguo iranio, forma parte de este grupo.
2- Grupo eslavo: hablado por pueblos que ocupan los territorios de Rusia y de los Balcanes. Pertenecen el ruso, el ucraniano, el polaco, el servio, el checo, el eslovaco, el esloveno, el croata y el búlgaro.
3-Grupo griego: constaba de tres dialectos: jonio, eolio y dorio. El griego moderno o neogriego es un idioma que se fue formando por los anteriores. Al griego clásico se le llamó koiné. Hoy es una lengua muerta.
4- Grupo Itálico: integran los dialectos hablados en la península itálica. Al principio existieron formas como el umbrio, el osco, el latino (o idioma del Lacio). En esta región, (El Lacio) se ubicó la ciudad de Roma, por lo que el Latín fue el idioma del Imperio. De ahí que las lenguas surgidas en sus territorios sean romances (por Roma) o neolatinas. Hoy en día el latín es una lengua muerta, usada por el clero cristiano y en los estudiantes de la lengua castellana.
5- Grupo céltico: hablado por pueblos que ocuparon gran parte del Occidente europeo. el oeste de la península Ibérica habló sin duda idiomas célticos. Hoy se hablan en Bretaña y parte del país de Gales, Escocia e Irlanda y son por ejemplo, el irlandés y escocés.
6- Grupo Germánico: el viejo alemán o alto alemán, es la lengua madre que constituye esta familia germánica que se divide en tres subgrupos: a) el núcleo nórdico; danés, sueco y noruego; b) el núcleo oriental; de donde preceden las lenguas góticas; y c) núcleo occidental;alemán, frisón y anglosajón (inglés).
Existen otras familias linguísticas , pero que sus pueblos han tenido una intervención reducida en la historia de la civilización, y sus lenguas han quedado lejos de ser una invasión para otras lenguas. Otras lenguas que han sido importantes para el desarrollo de la lengua castellana, se mencionarán en otros artículos, por su valor de enriquecimiento a nuestra lengua.
1- Familia Ural-altaica: alcanzó con el grupo ugro-finés, el territorio de Finlandia y Hungría, de ahí el finlandés y el húngaro; y el grupo osmanlí, se extendió a los territorios de Turquía, con el turco.
Los grupos mongólicos, tunguso y samoyedo, se extienden por el continente asiático.
2-Familia austro asiática: conforma los grupos chinos, con el chino mandarín, tibetano, siamés(idioma del Corea) y birmano.
3-Familia hamito- semítica: se conforma con el principal grupo árabe, con su lengua árabe y sus dialectos, y el malayo-polinésica, el malayo.
Lorenzo Hervás y Panduro, erudito prestigioso español (1735-1800), fue quien inauguró esta rama, cuando publicó su famosa obra " Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas", en seis tomos, que estaban basados no solamente en el parecido entre vocablos, sino también en la contextura gramatical de los mismos.
Desde hacía tiempo se sabía, que las lenguas italiana, francesa y española, provenían de un idioma madre, el latín, por la semejanza de sus vocablos, pero se descubrió más adelante que también había palabras del antiguo idioma de la India, el sánscrito, que se parecían mucho en su estructura y significado en griego, latín y germánico. Esto llevó a los estudiosos del tema a decir que el sánscrito, el griego clásico, el germánico o antiguo alemán y el latín, que eran troncos iniciales de las lenguas, estuviesen emparentados entre sí, y asimismo ligados por consecuencia.
Así es como surgió la idea de que estos idiomas fundamentales de Europa y Asia, procedían de un hipotético idioma único, que se había perdido, llamado ario o indoeuropeo.
Si reconocemos que estas lenguas antes de separarse pertenecían a un único idioma común, interesante sería comparar, el famoso mito bíblico que nos habla de la Torre de Babel, ( Babel proviene de la palabra hebrea bl-bl; significa balbuceo, confusión al expresar algo), que se menciona en el capítulo 11 del Génesis. La torre de Babel era una construcción mítica, que los hombres construyeron, ambiciosos de poder, para alcanzar el cielo. Yavé para evitar que esto se cumpliera y los hombres se opusieran a sus propósitos de humanidad, hizo que los constructores de la torre comenzaran a hablar diferentes lenguas, confundiendo sus palabras y no pudiendo entenderse entre sí. De esta manera, teniendo anteriormente una misma lengua y usando las mismas palabras, Yavé, al confundir con otras lenguas al pueblo, hizo que éste se dispersara por toda la faz de la tierra, llevando en sus bocas las diferentes lenguas.
Ya sabemos que desde lo religioso y por lo menos en la Biblia, está mencionado el tema de la separación de las lenguas que provenían de un idioma único e hipotético, llamado ario o indoeuropeo. Ahora resta decir que estas diferentes lenguas se agruparon de acuerdo con sus troncos iniciales, extendiéndose no solamente a Europa y Asia, sino también a América a través de la colonización ibérica-sajona, que dejó raíces linguísticas bien determinadas.
1- Grupo Indoiranio: su idioma madre fue el sáncrito, que tuvo una bella expresión literaria. Hoy en la India se habla el indostaní, formado por una base aria con muchas palabras tomadas del árabe. El persa, procedente del antiguo iranio, forma parte de este grupo.
2- Grupo eslavo: hablado por pueblos que ocupan los territorios de Rusia y de los Balcanes. Pertenecen el ruso, el ucraniano, el polaco, el servio, el checo, el eslovaco, el esloveno, el croata y el búlgaro.
3-Grupo griego: constaba de tres dialectos: jonio, eolio y dorio. El griego moderno o neogriego es un idioma que se fue formando por los anteriores. Al griego clásico se le llamó koiné. Hoy es una lengua muerta.
4- Grupo Itálico: integran los dialectos hablados en la península itálica. Al principio existieron formas como el umbrio, el osco, el latino (o idioma del Lacio). En esta región, (El Lacio) se ubicó la ciudad de Roma, por lo que el Latín fue el idioma del Imperio. De ahí que las lenguas surgidas en sus territorios sean romances (por Roma) o neolatinas. Hoy en día el latín es una lengua muerta, usada por el clero cristiano y en los estudiantes de la lengua castellana.
5- Grupo céltico: hablado por pueblos que ocuparon gran parte del Occidente europeo. el oeste de la península Ibérica habló sin duda idiomas célticos. Hoy se hablan en Bretaña y parte del país de Gales, Escocia e Irlanda y son por ejemplo, el irlandés y escocés.
6- Grupo Germánico: el viejo alemán o alto alemán, es la lengua madre que constituye esta familia germánica que se divide en tres subgrupos: a) el núcleo nórdico; danés, sueco y noruego; b) el núcleo oriental; de donde preceden las lenguas góticas; y c) núcleo occidental;alemán, frisón y anglosajón (inglés).
Existen otras familias linguísticas , pero que sus pueblos han tenido una intervención reducida en la historia de la civilización, y sus lenguas han quedado lejos de ser una invasión para otras lenguas. Otras lenguas que han sido importantes para el desarrollo de la lengua castellana, se mencionarán en otros artículos, por su valor de enriquecimiento a nuestra lengua.
1- Familia Ural-altaica: alcanzó con el grupo ugro-finés, el territorio de Finlandia y Hungría, de ahí el finlandés y el húngaro; y el grupo osmanlí, se extendió a los territorios de Turquía, con el turco.
Los grupos mongólicos, tunguso y samoyedo, se extienden por el continente asiático.
2-Familia austro asiática: conforma los grupos chinos, con el chino mandarín, tibetano, siamés(idioma del Corea) y birmano.
3-Familia hamito- semítica: se conforma con el principal grupo árabe, con su lengua árabe y sus dialectos, y el malayo-polinésica, el malayo.
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